Ah, la hospitalidad en mi país es la mejor de mundo. Salgo de la casa de mi amigo donde me estoy quedando en Guadalajara el vecino me ofrece un ride (en México mi carro es su carro, y donde caben 4 pueden caber 8 uno en las faldas de los otros) seria un desaire el no aceptar.

Son las 12 del medio día, me sentaba en el asiento pasajero de un bocho o VW rumbo al centro histórico de la ciudad: ventanas abajo, mi nariz tapada del smog, mis ojos irritados y una sonrisota mí cara, tratando de alcanzar el cinturón del asiento que no estaba ahí, mientas el vecino me platica como llego a Guadalajara.

Hay carros pitando, una camioneta del cerveza modelo pasa por un lado, una camioneta con cinco personas adelante y como ocho atrás y el driver sin ningún cuidado, como si cargara animales atrás todos pasan con música que parece que traen un club en sus cabinas.

Llegamos al destino y el vecino me dice a donde ir y que ver.

Después de andar deambulando mayor parte de la tarde por la ciudad quiero llegar a la casa a descansar, la casa esta situada en un lugar bonito de la ciudad con un color a café y morado, me recuesto un rato y después a prepararme a ir de regreso León. Me recuesto sobre la cama bajo a dos cuadros del papa, dos del a virgen maria y una cruz del tamaño de una camioneta con cristo crucificado. Afuera, escucho carros pitando, llantas rechinando, la música tan alta que los vidrios tiemblan y luego empiezan a gritar. Me imagino que es el que pito y el luego freno, le grita la de la música alta.

“eit, chinga tu madre.”

“tu hermana”

“chinga tu abuela”

“Pues mi abuela es tu abuela y te las doblas”

Y me quedo dormido por un rato…